Ambos tienen una influencia directa en las relaciones sociales y en la convivencia de los individuos. Los instrumentos de mejora del acceso a la vivienda son por casuística herramientas de lucha contra la exclusión social, por lo que las actuaciones en materia de vivienda deben tener como objetivo final la inclusión social, especialmente si tenemos en cuenta que los procesos de inserción social implican una perspectiva integral en la que la vivienda es un factor fundamental.
De entre todos los factores relacionados con la problemática de acceso a la vivienda, es el empleo la que guarda una relación especialmente estrecha y la cual habría que tener en cuenta a la hora de diseñar políticas y programas de vivienda. Esto es mucho más visible en el caso de los jóvenes por los efectos que tiene en la tasa de emancipación y por tratarse de uno de los colectivos que más sufre la precariedad laboral, desempleo y temporalidad- y los bajos salarios.
¿Qué papel juegan las entidades sociales en la lucha contra la exclusión laboral y residencial?
¿Podemos aprender y exportar buenas prácticas que están siendo desarrolladas a nivel local en España y Europa?